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Organizado por el Centro Universitario Balanyá, del 11 al 15 de septiembre se llevó a cabo el Congreso Universitario Centroamericano, Fase Regional del Congreso Internacional Univ, en el que participaron universitarios de Guatemala, El Salvador y Honduras. En esta edición el tema fue “La huella de la familia” y se contó con la participación de conferencistas de España, México y Guatemala.
Las conferencias de este año fueron:
La huella de la familia.
Lic. Benigno Blanco (España).
Presidente del Foro de la Familia en España.
Es importante el hoy para el mañana: el noviazgo.
Ing. Juan Antonio Godoy y Sra. Oni de Godoy (Guatemala).
Presidentes de la Fundación Instituto de Colaboración y Educación Familiar (ICEF).
¿La familia y el matrimonio actual en crisis?
Dr. Mario Ramírez Soto (México).
Socio Director de Nutrix y del Centro de Orientación Familiar LAR Querétaro.
Construyendo a la persona a través de la familia.
Lcda. Irma Orozco de Ramírez (México).
Directiva en el Centro de Orientación Familiar LAR Querétaro.
Familia y la dictadura de lo políticamente correcto: las batallas sobre la familia.
Lic. Carlos Leonel Melgar (Guatemala).
Director Ejecutivo de la Asociación para el Desarrollo Educativo (APDE).
Familia y trabajo: el reto de la conciliación.
Ing. Manuel Pérez Lara (Guatemala).
Rector de la Universidad del Istmo (UNIS).
Cada vez es más necesaria la huella de la familia en la sociedad. En una época de crisis económicas, tormentas políticas, corazones rotos y mentes desorientadas; la familia aparece siempre más como fundamento del bien común. Vivimos en sociedades partidistas, divididas e ideologizadas. Hay quien insiste en ver el mundo como un lugar lleno de rivales, competidores y enemigos (imaginarios o reales). Nos olvidamos de que formamos parte de una sociedad, de que estamos en el mismo barco y vamos al mismo puerto. Cuando cada uno busca sólo su propio interés, las relaciones se complican y el futuro se oscurece. En las familias, la necesidad de superar el propio interés se hace evidente: es la gran escuela de la vida social.
Las familias aportan perdón y compasión. Allí se quiere a las personas por sí mismas; no sólo por su aspecto o por el éxito social que alcanzan. En ellas, el concepto de masa carece de sentido. De este modo, la familia cristiana enseña a la sociedad el valor infinito de las personas, imagen de Dios. En las familias conviven de modo armónico niños, jóvenes, adultos y ancianos; personas con discapacidad; mujeres y hombres. Por eso, es también escuela de diversidad.
Una política familiar es una verdadera política social. Los efectos del envejecimiento de la población se agravarán en los próximos años, poniendo sobre la mesa la necesidad de apoyar la maternidad y la natalidad. Sin familias que acompañen a jóvenes y mayores en la soledad y la enfermedad, las sociedades no son ya sostenibles. Las políticas públicas recogerán más a fondo esta realidad social.
La familia es clave en todos los grandes relatos y construcciones humanas. Su presencia en los grandes libros y las historias de cine y televisión refleja su importancia en la felicidad que buscamos las personas. Por eso, el valor social de las familias pide narrativas que estén a la altura de su dignidad. La maduración personal y profesional pasa por descubrir y servir a los demás abandonando el aislamiento y el egoísmo. La familia es lugar fundamental para crecer y madurar pendientes del otro, sabiendo que, en todas las etapas de la vida, vivir para los demás nos hace mejores.
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